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El cultivo de tomate (Solanum lycopersicum L.) es uno de los más importantes a nivel mundial, siendo una de las hortalizas que más se producen en México. En un sistema de producción intensiva, se requieren grandes cantidades de fertilizantes comúnmente de origen sintético, pero se ha comprobado que gran cantidad de estos son desperdiciados porque las plantas no los pueden absorber. Esto provoca la necesidad de aplicar altas dosis de fertilizantes representando un incremento considerable en la inversión para los productores y, sin embargo, el uso desmedido de estos fertilizantes ocasiona la contaminación de aguas subterráneas, contaminación del aire y degradación del suelo. Por una parte, una de las alternativas que se ha estado implementado para resolver este problema, es el uso de biotecnologías que ayuden a los cultivos, tales como el uso de hongos micorrízicos que estos ayudan a las plantas a ser más eficientes ante situaciones de estrés vegetal, al incrementar su área de exploración de las raíces para absorber agua y nutrientes. Esto a su vez influye para que las plantas toleren los ataques de patógenos, pues, al estar más nutridas las micorrizas, hacen más eficiente el sistema radical de las plantas siendo capaces de alcanzar a mayor distancia nutrimentos y agua a lugares donde las raíces no podrían alcanzar. Por otra parte, el uso de vermicomposta tiene aporte de materia orgánica, mejora la estructura de los suelos, facilitando el desarrollo radicular de las plantas, mejora la infiltración y retención del agua y reduce los riegos de compactación y erosión. Y a través de esto incrementar la absorción de nutrientes en la planta, mejorando la calidad y rendimiento del cultivo de tomate. El experimento se estableció en una casa sombra con una fertilización tradicional, se utilizó solución Steiner al 100 % con los siguientes fertilizantes solubles: nitrato de calcio, nitrato de potasio, sulfato de potasio, sulfato de magnesio, fosfato monopotásico. Para la aplicación de los microelementos se utilizó un combo fullmix B. Se
utilizaron hongos micorrízicos arbusculares (Claroideoglomus claroideum) nativos de Sinaloa y vermicomposta “biohumisol” (humusol orgánico). La aplicación de vermicomposta fue directamente en suelo, a una dosis de 1 kg m-1. La inoculación de los hongos micorrízicos
arbusculares se realizó al momento del trasplante colocando 3 gramos del inóculo a cada cavidad lo que corresponde a la cantidad de 45 esporas aproximadamente por planta. Se establecieron cuatro tratamientos, el experimento tubo una distribución de bloques completamente al azar, T1: Fertilización, T2: Fertilización + Hongos Micorrízicos arbusculares, T3: Fertilización + Hongos micorrízicos arbusculares + Vermicomposta y T4: Fertilización + Vermicomposta. De cada tratamiento se evaluaron 24 plantas dando un total de 96 plantas. Se evaluaron variables vegetativas como el verdor de las hojas, altura de planta y grosor de tallo. Este aspecto, se encontraron diferencias estadísticamente significativas. A los 90 días después del trasplante se evaluaron variables de calidad de fruto como calibre, longitud, peso individual, firmeza, contenido de sólidos solubles y producción de frutos. Se presentaron diferencias entre los tratamientos con micorrizas y vermicomposta principalmente en el calibre de tomate, teniéndose los valores más altos de calibre, firmeza y rendimiento de fruto. Además, con la aplicación de fertilizantes, micorrizas y vermicomposta aumentó la concentración de K, Ca y Mg en el tallo, hojas y frutos, al igual que mejoró la absorción de elementos poco móviles en la planta como el potasio y el calcio, lo que contribuyó en el aumento de la firmeza y rendimiento de los frutos. |
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