Medina Cota, Crisbel Yesenia; Medina Cota, Crisbel Yesenia::orcid::0009-0007-6318-3536
Abstract:
La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2021) define el suicidio como un acto iniciado y realizado por una persona en pleno conocimiento o expectativa de su desenlace fatal. Señalado como un problema multifactorial, el cual es resultado de la interacción de factores biológicos, genéticos, psicológicos, sociológicos y ambientales (OMS, 2021). De acuerdo con la OMS, cada año se suicidan aproximadamente 700 000 personas y, por persona que se suicida, posiblemente hubo 20 intentos de suicidio. Asimismo, es considerado la segunda causa de defunción en la población de 15 a 29 años, (OMS, 2014). La tasa de suicidio ha aumentado a nivel mundial en un 60% en los últimos 45 años y se espera que para el 2024 lo haga en un 50%. Esto significaría que un millón y medio de personas al año se quitarían la vida (OMS, 2018). En relación a lo anterior, la ideación suicida es considerada el primer eslabón del suicidio, el cual es una etapa de vulnerabilidad y puede desencadenar primeramente el intento de suicidio, lo que lleva a la consumación de la idea: el suicidio. Así mismo la ideación suicida es definida como una variedad de pensamientos, deseos y preocupaciones acerca de la muerte (Baños, 2021). De acuerdo con datos de la OMS, los factores de riesgo para la ideación suicida son, las enfermedades mentales y los trastornos por abuso de drogas, la violencia, la adolescencia, la vejez, sensaciones de pérdida y diversos entornos culturales y sociales (OMS, 2014).