Eficiencia antiinflamatoria de dexametasona 1.0 mg/ml vs bromfenaco 0.9mg/ml administrados previo a la facotrabeculectomía

Abstract

El glaucoma es una enfermedad ocular neurodegenerativa que se caracteriza por pérdida progresiva de células ganglionares de la retina y cambios característicos en el tejido neurorretiniano de la cabeza del nervio óptico. Estos defectos son percibidos en el campo visual y son secundarias a un aumento de la presión intraocular. Ocupa el segundo lugar como causa de ceguera a nivel mundial, después del primer lugar que es la catarata; así como el primer lugar de ceguera prevenible. Se estima que en 2020 más de 8 millones de personas se van a encontrar diagnosticados con glaucoma, teniendo una prevalencia de 3.6% en personas mayores de 40 años. El diagnostico se realiza mediante evaluación clínica, que incluye biomicroscopía con lámpara de hendidura, medición de la presión intraocular, evaluación cuidadosa del nervio óptico, y pruebas de campo visual funcional. El tratamiento más común para el glaucoma consiste en la reducción de la presión intraocular, que se puede alcanzar mediante el uso de fármacos hipotensores oculares tópicos y sistémicos; mediante el uso de laser o por cirugía incisional. La trabeculectomía es la técnica filtrante más utilizada, busca aumentar el drenaje del humor acuoso, fue descrita por primera vez en 1961 y consiste en la creación de un drenaje externo hacia el espacio subconjuntival, que da lugar a la formación de una elevación conjuntival denominada ampolla filtrante. La principal causa de fracaso durante la trabeculectomía es la falla funcional de la ampolla filtrante. La regulación del proceso inflamatorio y de cicatrización es de suma importancia para la curación posterior a la trabeculectomía. Los corticoides y los antiinflamatorios no esteroideos son medicamentos que interfieren en procesos de inflamación, de inmunomodulación e inhibición de la cicatrización de heridas. Se usan muy frecuentemente por vía tópica en el postoperatorio de la trabeculectomía con el objetivo de reducir la presión intraocular. Algunos estudios han demostrado el efecto benéfico de la aplicación prequirúrgica de Dexametasona como antiinflamatorio en la formación y función de la ampolla filtrante.